CHIQUITITA



Preámbulo 
Esta historia sucedió en un momento de mi vida cuando me había separado de mi esposa e hijos, vivía la tristeza de la pérdida y sentía la soledad del nido vacío. Cuando logré reconstruir un hogar con una nueva pareja, sus dos hijos vivían conmigo y los míos vivían con su madre en un lugar lejano, pero siempre busqué un acercamiento entre ellos porque mi obsesión era ensamblar una familia con los suyos, los míos y en un futuro con lo nuestro. 
Durante el primer año de la nueva vida conyugal sentía mucha culpa por la separación de mis hijos. La culpa me impedía ser feliz y dar felicidad a quienes me rodeaban. La niña menor de mi nueva pareja tenía apenas siete años de edad y su rostro reflejaba tristeza, no sé, si por la ausencia de su padre o por tener que compartir conmigo el amor de su madre, ó tal vez, proyectaba yo la tristeza que llevaba por dentro. 
Antes del matrimonio, la niña acostumbraba a dormir con su madre y compartir con ella todos los momentos, una forma aliviar su soledad y el miedo a la indefensión que llevaba por dentro. 
Cada día en horas del mediodía, después de la comida, acostumbraba yo hacer la siesta y mi mujer me acompañaba. A los poco minutos se escuchaba una voz por la ventana que decía ¿Mami, mami vas a salir? Aquellas palabras de la niña suplicando la presencia de su madre me generaban sufrimiento y le solicitaba a mi mujer que saliera de la habitación al encuentro con su hija. 
Un día, escuché por primera vez la canción Chiquitita, su letra me llegó al corazón, porque reflejaba la tristeza e indefensión que percibía en la niña. Desde ese momento sentí una necesidad de padre de brindar protección y afecto, poco a poco aquella niña fue ocupando un lugar en mis sentimientos. 

CHIQUITITA

Llegaste a mí cuando eras una niña de siete años apenas. Percibía en tu rostro un dejo de tristeza, o quizás reflejaba yo un sentimiento interior de pena. Pena que en ese momento estaba viviendo, pero tu llegada llenó el vacío que adentro estaba sintiendo. Tal vez, aquel encuentro me brindó la oportunidad de padre para brindarte protección y afecto.

Aún tengo vivo los recuerdos de aquellas horas cuando a dormir la siesta me disponía y desde afuera, a través de la ventana tu voz siempre oía. ¿Mami vas a salir? Aquella súplica a tu madre para que  a tu soledad de niña hiciera compañía, era una herida abierta por la culpa que sentía. Culpa porque en aquel momento el amor de tu madre mucha falta te hacía.

Chiquitita es la canción cuya letra retrata la tristeza, que en tu rostro yo percibía, o tal vez, la soledad que en ese entonces yo sentía. Sé que los dolores vienen, se van y algunos dejan cicatrices, pero mi hombro siempre estará libre cuando sientas ganas de llorar o necesites compañía, porque un llanto solitario es como un grito en el vacío, que se pierde en el silencio y no se escucha en la noche ni en el día.



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