MI CAMINO


El amanecer del 14 de marzo del año 1939, en la población guariqueña de San Rafael de Orituco, mi madre despertó con dolores de parto para traer a la luz un niño que hoy escribe la historia de su vida a través del tiempo.  
Durante el transcurso del camino y el tiempo andado fueron muchos años pensando en escribir la historia de lo ya vivido. Fue una tarea ardua para recopilar vivencias de hechos pasados que dejaron huellas agradables unas, desagradables otras que me permitieron reflexionar sobre los hechos acontecidos y aprovechando la oportunidad que me daba el tiempo de volver la vista atrás, traer al presente aquel ayer, transformarlo en letras y plasmarlo en estas páginas de mi camino.  
Volver al pasado y revivir los pasajes de mi vida me hicieron sentir muchas alegrías, gratos recuerdos, nostalgias de viejos tiempos, pero también, como era de esperarse, hubo sentimientos encontrados que hicieron derramar lágrimas que en su momento estuvieron guardadas pero el paso de los años y la vivencia de aquel ayer, que doblegó mi fortaleza y despertó la pena que estaba dormida. 
Durante mi caminar sentí la necesidad de escribir todo cuanto viví y sentí en aquellos tiempos pasados. Busqué un momento en el tiempo, un descanso en el camino y unos minutos de silencio en mis adentros. Detuve mi marcha y allí en silencio volví la vista atrás para recorrer de nuevo el camino que solo con el pensamiento se puede volver andar. Reflexioné sobre lo hecho y por hacer, contabilice mis fuerzas y el camino que me restaba por recorrer. En todo ello encontré una razón para continuar.   

Quien desconoce su pasado no tiene historia que contar. Basado en esta premisa inicie la historia de mis raíces. Me remonté al pasado para conocer el origen de mis abuelos y responder a ciertas interrogantes que llevaba conmigo. 
Hice en estas páginas, una mención especial a mis padres por cuanto ellos significan el núcleo de cuanto soy. Allí expreso el amor más profundo y la admiración infinita que sentía por su lucha incansable, su responsabilidad, su constancia y el deseo inmenso de superación que los llevó a construir un hogar estable y una familia admirable a la cual me siento orgulloso de pertenecer. 
En mis raíces, me transporté al pasado, para conocer el origen de mis abuelos: cuándo y dónde nacieron dónde y cómo vivieron, qué hicieron, cuáles fueron sus vivencias para así dejar a mis hijos una historia que contar 
En el camino de mis padres, los enfoqué saliendo de su terruño para buscar nuevas esperanzas y una mejor calidad de vida para el grupo familiar que formaron. En cada lugar donde llegaron sembraron una semilla y luego llevaron consigo el retoño para alimentario y cuidarlo. Jamás se rindieron ante la adversidad, enmendaron errores y continuaron su camino. Y como todo en la vida no es eterno, uno de ellos, mi padre, en forma física e involuntaria abandonó el sendero tempranamente. 
La desaparición de mi padre fue uno de los momentos que más me conmocionó. A su corta edad se vio en la imperiosa necesidad de dejarlo todo para seguir los senderos hacia el infinito, pero siempre, su luz estuvo allí, iluminado el camino y dándonos fuerzas para seguir.
Cuando me recibí de médico, añoré su presencia para compartir con él la felicidad del logro obtenido. Sentí un gran dolor por su ausencia porque en él conseguí todo cuanto se le puede pedir a un padre. Sólo mi madre, con todo su amor pudo estar presente en ese momento tan feliz para mí. 
Mi madre continuó la lucha y cubrió las necesidades afectivas de la ausencia paterna, hasta que un día, viendo a sus hijos formados y andando por otros caminos, nos dejó para siempre. Debo reconocer en ella su espíritu de sacrificio por sus hijos. Lo dio todo, luchó con todo para ver a sus hijos crecer sanamente. La muerte de un hijo, es el mayor dolor que puede sentir unos padres. La muerte de: Hortensia, Enrique, Lilia y Watson: dejaron una herida muy profunda en el corazón de mi madre, que al final doblegó sus fuerzas y decidió alejarse del camino para no ver caer otros seres queridos. 
Mis hermanos y yo, abrimos nuevos senderos pero siempre guiados por los principios morales e imborrables que mis padres nos dejaron. Nos mantuvimos unidos siempre a pesar de transitar caminos diferentes en la vida, pero bajo una sola bandera, la memoria de quien nos dio el ser. Nos brindamos afecto, apoyo y muchas veces, protección. Así nos mantuvimos siempre, orgullosos eternamente de llevar en la sangre la herencia que nos dejaron nuestros progenitores.
A mis tíos: dediqué unas cuantas letras para expresarles mi sentimiento fraterno por los momentos que pasamos juntos y las vivencias agradables que disfrutamos. Ellos llevan nuestra sangre y la herencia de nuestros ancestros. 
En mi camino: hago un recuento de mi recorrido, desde el momento en que nací en aquel pueblo guariqueño, los lugares en los cuales viví, mis vivencias de niño, mis aventuras de adolescente, mis realidades de la madurez y de mi vida otoñal.
Mis hijos son el centro neurálgico de estas memorias, a ellos le debo los momentos más felices de mi vida, la razón de existir, sin ellos no estuviera escribiendo estas letras ni tuviera una motivación para hacer del pasado un presente y una razón de seguir.  
No puedo olvidar a mis sobrinos: todos ellos, son parte de mi sangre y llevan la huella eterna de mis hermanos. En todos ellos sentí un inmenso afecto que nutrían mi existencia. Los llevo en mi corazón como a mis propios hijos. Ellos quizás, son parte de mis seres queridos que podrán leer estas páginas que llevan impresa todas mis emociones y razones que me trajeron hasta aquí. 
En mis nietos, lego mi historia de todo cuanto he sido y he vivido. 
En mis logros: hago un recuento de mis éxitos como estudiante y como profesional, de ello me siento satisfecho por los méritos alcanzados y la satisfacción que recibí. Supe lo que quería en la vida, fui constante en mis objetivos y me sentí motivado para conseguirlos. A pesar de algunos tropiezos, jamás me di por vencido. La motivación de logro, la constancia, la dedicación fueron determinantes en la consecución de mis objetivos. Me tracé una meta y llegué hasta ella. 
En la sección de mis afectos recordé momentos muy agradables de mi vida con mis aventuras amorosas de mi adolescencia y mis realidades de la madurez. Los errores que cometí y momentos desafortunados que me indujeron a la separación y la ruptura del hogar. Mi tristeza de siempre por la distancia que me separaba de de mis hijos, pero que no disminuyó mis fuerzas para estar siempre con la mano tendida, presto a brindar auxilio cuando más lo necesitaron. 
Hoy en día, tengo un hogar feliz con una fiel compañera que ha sabido interpretar mis razones y emociones. Que al principio, como todo comienzo, fue muy difícil la convivencia, pero enmendando errores logré enderezar la nave. En Merche supe encontrar una vida en familia, unión, comprensión y respeto mutuo. Entre ambos, no hubo competencias, revanchas ni imposición. Hubo complemento, objetivos claros y un solo destino para continuar el camino que desde un comienzo nos trazamos. Nuestros modelos familiares pudieron engranar y consolidarse en un solo núcleo. Sus hijos, mis hijos y el nacimiento de mi Naty consagraron aún más la alianza y la unión entre nosotros. 
Mis anécdotas recopilan las situaciones incomodas por las cuales pasé, que en esos momentos me generaron vergüenza, pero hoy en día cuando las recuerdo me ocasionan risa.
En mis reflexiones, expreso mis sentimientos a los seres queridos y la solidaridad que me nace brindarle en un momento determinado aquellos que necesitan de mi ayuda para protegerlos y orientarlos en su rumbo perdido 
Cuan el amanecer del 14 de marzo del año 1939, cuando la población de Checoslovaquia despertó con la ocupación de su territorio por las tropas Nazis de Hitler, en la población guariqueña de San Rafael de Orituco  
Nací un 14 de Marzo de 1939, en la población guariqueña de San Rafael de Orituco guariqueño que vió nacer nunca pensé que San Rafael de Orituco mi pueblo natal, sería la fuente de inspiración  Fueron muchos años pensando en escribir mis memorias. Es difícil iniciar una obra donde se recopile la historia de lo ya vivido, las experiencias agradables y desagradables que te deja la vida y las reflexiones que has hecho sobre todo lo acontecido, pero tenía que aprovechar la oportunidad que me daba el tiempo para volver atrás y vivirlo nuevamente 
Volver al pasado y revivir los pasajes más hermosos de mi vida me hicieron sentir muchas alegrías, pero también, como era de esperarse llegaron algunos momentos tristes que me hicieron llorar. Muchas fueron las lágrimas que derramé cuando escribí algunos párrafos de mis memorias. 
Cuando escribí el prólogo de este libro, sentí que estaba cerca del final del camino y que necesitaba detenerme un instante para mirar atrás, y allí en solitario, hacer un balance de lo hecho y por hacer. Al analizar todo lo que faltaba por hacer, me indujo a evaluar mis fuerzas, entonces, encontré una razón para continuar. 
Hice en estas páginas, una mención especial a mis padres por cuanto ellos significan el núcleo de cuanto soy. Allí expreso el amor más profundo y la admiración infinita que sentía por su lucha incansable, su responsabilidad, su constancia y el deseo inmenso de superación que los llevó a construir un hogar estable y una familia admirable a la cual me siento orgulloso de pertenecer. 
En mis raíces, me transporté al pasado, para conocer el origen de mis abuelos: cuándo y dónde nacieron dónde y cómo vivieron, qué hicieron, cuáles fueron sus vivencias para así dejar a mis hijos una historia que contar 
En el camino de mis padres, los enfoqué saliendo de su terruño para buscar nuevas esperanzas y una mejor calidad de vida para el grupo familiar que formaron. En cada lugar donde llegaron sembraron una semilla y luego llevaron consigo el retoño para alimentario y cuidarlo. Jamás se rindieron ante la adversidad, enmendaron errores y continuaron su camino. Y como todo en la vida no es eterno, uno de ellos, mi padre, en forma física e involuntaria abandonó el sendero tempranamente.
La desaparición de mi padre fue uno de los momentos que más me conmocionó. A su corta edad se vio en la imperiosa necesidad de dejarlo todo para seguir los senderos hacia el infinito, pero siempre, su luz estuvo allí, iluminado el camino y dándonos fuerzas para seguir.Cuando me recibí de médico, añoré su presencia para compartir con él la felicidad del logro obtenido. Sentí un gran dolor por su ausencia porque en él conseguí todo cuanto se le puede pedir a un padre. Sólo mi madre, con todo su amor pudo estar presente en ese momento tan feliz para mí. 
Mi madre continuó la lucha y cubrió las necesidades afectivas de la ausencia paterna, hasta que un día, viendo a sus hijos formados y andando por otros caminos, nos dejó para siempre. Debo reconocer en ella su espíritu de sacrificio por sus hijos. Lo dio todo, luchó con todo para ver a sus hijos crecer sanamente. La muerte de un hijo, es el mayor dolor que puede sentir unos padres. La muerte de: Hortensia, Enrique, Lilia y Watson: dejaron una herida muy profunda en el corazón de mi madre, que al final doblegó sus fuerzas y decidió alejarse del camino para no ver caer otros seres queridos. 
Mis hermanos y yo, abrimos nuevos senderos pero siempre guiados por los principios morales e imborrables que mis padres nos dejaron. Nos mantuvimos unidos siempre a pesar de transitar caminos diferentes en la vida, pero bajo una sola bandera, la memoria de quien nos dio el ser. Nos brindamos afecto, apoyo y muchas veces, protección. Así nos mantuvimos siempre, orgullosos eternamente de llevar en la sangre la herencia que nos dejaron nuestros progenitores.
A mis tíos: dediqué unas cuantas letras para expresarles mi sentimiento fraterno por los momentos que pasamos juntos y las vivencias agradables que disfrutamos. Ellos llevan nuestra sangre y la herencia de nuestros ancestros. 
En mi camino: hago un recuento de mi recorrido, desde el momento en que nací en aquel pueblo guariqueño, los lugares en los cuales viví, mis vivencias de niño, mis aventuras de adolescente, mis realidades de la madurez y de mi vida otoñal. 
Mis hijos son el centro neurálgico de estas memorias, a ellos le debo los momentos más felices de mi vida, la razón de existir, sin ellos no estuviera escribiendo estas letras ni tuviera una motivación para hacer del pasado un presente y una razón de seguir. 
No puedo olvidar a mis sobrinos: todos ellos, son parte de mi sangre y llevan la huella eterna de mis hermanos. En todos ellos sentí un inmenso afecto que nutrían mi existencia. Los llevo en mi corazón como a mis propios hijos. Ellos quizás, son parte de mis seres queridos que podrán leer estas páginas que llevan impresa todas mis emociones y razones que me trajeron hasta aquí.  
En mis nietos, lego mi historia de todo cuanto he sido y he vivido. 
En mis logros: hago un recuento de mis éxitos como estudiante y como profesional, de ello me siento satisfecho por los méritos alcanzados y la satisfacción que recibí. Supe lo que quería en la vida, fui constante en mis objetivos y me sentí motivado para conseguirlos. A pesar de algunos tropiezos, jamás me di por vencido. La motivación de logro, la constancia, la dedicación fueron determinantes en la consecución de mis objetivos. Me tracé una meta y llegué hasta ella.  
En la sección de mis afectos recordé momentos muy agradables de mi vida con mis aventuras amorosas de mi adolescencia y mis realidades de la madurez. Los errores que cometí y momentos desafortunados que me indujeron a la separación y la ruptura del hogar. Mi tristeza de siempre por la distancia que me separaba de de mis hijos, pero que no disminuyó mis fuerzas para estar siempre con la mano tendida, presto a brindar auxilio cuando más lo necesitaron. 
Hoy en día, tengo un hogar feliz con una fiel compañera que ha sabido interpretar mis razones y emociones. Que al principio, como todo comienzo, fue muy difícil la convivencia, pero enmendando errores logré enderezar la nave. En Merche supe encontrar una vida en familia, unión, comprensión y respeto mutuo. Entre ambos, no hubo competencias, revanchas ni imposición. Hubo complemento, objetivos claros y un solo destino para continuar el camino que desde un comienzo nos trazamos. Nuestros modelos familiares pudieron engranar y consolidarse en un solo núcleo. Sus hijos, mis hijos y el nacimiento de mi Naty consagraron aún más la alianza y la unión entre nosotros. 
Mis anécdotas recopilan las situaciones incomodas por las cuales pasé, que en esos momentos me generaron vergüenza, pero hoy en día cuando las recuerdo me ocasionan risa.
En mis reflexiones, expreso mis sentimientos a los seres queridos y la solidaridad que me nace brindarle en un momento determinado aquellos que necesitan de mi ayuda para protegerlos y orientarlos en su rumbo perdido. 
En fin, en estas páginas dejó las huellas de mi vida, de mis razones, mis emociones, de mis aventuras y mis desventuras; que viví y sentí desde mi infancia hasta mi vejez. Ellas recogen pensamientos, sentimientos y conductas que guiaron mi camino. Hoy cuando miro atrás, me siento orgulloso de mi origen, de mi familia, de mis hijos, de lo que soy y seré siempre hasta el final de mis días. Lo que hice o deje de hacer está allí, lo que iba a suceder sucedió, no puedo dar marcha atrás ni cambiar lo que estaba escrito. No siento miedo alejarme del camino y seguir la ruta de mi destino final, porque la vida me lo dio todo y los disfruté a plenitud. No hubo derroche ni embriaguez con lo que tuve, sólo, administré con humildad lo que la vida me entregó. Lo que dejo en bienes materiales es parte de mis hijos y de la mujer que acompañó mi vida.

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