EL ETERNO ROMÁNTICO


En un rincón del alma donde anido los recuerdos que el tiempo me dejó, guardo un profundo sentimiento de cariño por mi tío Juan, que un día como hoy sin aviso se alejó. Era su forma habitual de despedirse del algún lugar, de algún momento pero esta vez para siempre se despidió.

Desde niño lo escuchaba entonar viejas canciones, boleros inolvidables que hoy son inspiración de mis recuerdos y nostalgias. Mi tío era el eterno romántico, siempre con una nota musical en los tiempos difíciles. Su guitarra, fiel compañera y confidente de sus angustias y sus quebrantos. Una canción, un trago y buen humor amenizaban momentos de esparcimiento. 

Muchas fueron las veces que me visitó y en todas, Madrigal fue la canción que más escuchó, su letra y su melodía era un éxtasis de recuerdos y añoranzas para los dos. Después del primer brindis por el encuentro, sin darme cuenta, el lugar lo abandonó. 

Un día, antes de marcharse de casa comentó. Sobrino, si hay algo que amo tanto en esta vida es mi familia, mi guitarra y entonar viejas canciones que me dan una razón de vivir, cuando ya eso no exista, partiré hacia un lugar lejano  y allí  descansaré.

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