NO LE PIERDAS EL SENTIDO A LA VIDA

 

 

"Saber cerrar un capítulo es el primer paso para escribir una nueva historia."

La ruptura de un vínculo afectivo es un acontecimiento vital estresante que puede dejar huellas profundas. Es una forma de duelo, y el modo en que cada persona lo enfrenta depende de su capacidad de adaptación y de las heridas pasadas. Todo lazo que se crea y luego se pierde merece ser elaborado, aunque no siempre se manifieste en lágrimas.

Cuando un vínculo se rompe, el espacio que deja no queda vacío, sino lleno de recuerdos, a menudo dolorosos. Vivir esta pérdida en silencio o soledad puede generar alteraciones psicológicas y somáticas. Por ello, es fundamental procesar el duelo para sanar.

Cerrar capítulos no es fácil. Requiere el deseo de hacerlo, saber cómo y darse el tiempo suficiente. Durante este proceso, es natural experimentar un torbellino de emociones: rabia ante lo que parece injusto, miedo a la soledad, y una profunda tristeza por la ausencia. Lo importante es no estancarse en ninguna de estas etapas, sino vivirlas y luego reflexionar para comprender que los vínculos afectivos, como todo en la vida, tienen un principio y un final.

Aferrarse al pasado es como correr tras el viento: una forma de perder la alegría y el sentido de la vida. Vivir de la nostalgia es habitar recuerdos de una felicidad que ya no existe, estancándose en el tiempo. Es preciso saber cuándo una etapa ha terminado para dejar la puerta abierta a nuevos ciclos, nuevas experiencias y al crecimiento personal.



 


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